Palabras del Rector

 

Hoy que buscas ser parte de esta casa de estudios, debes entenderte como pieza fundamental del tejido social, de los esfuerzos y sacrificios que has empeñado tú y los que te rodean y no como un simple espectador en el horizonte profesional y laboral de este país.

 

Actualmente en México de los cerca de 17 millones de jóvenes en edad de estudiar una carrera universitaria, sólo poco más de 2 millones como tú acceden a este privilegio. Sin embargo, de este número y por diversas circunstancias sólo 300,000 jóvenes logran egresar. De forma increíble y paradójica, las necesidades profesionales de empresas e instituciones públicas y privadas han superado al número de profesionistas competentes en las diversas áreas del conocimiento, que las instituciones de educación deberíamos garantizar.

 

Tan solo en el campo criminológico y criminalístico, en que nuestra institución se ha especializado por muchos años, las cifras resultan inquietantes. Y es que bajo la última Encuesta Nacional de Inseguridad que practicó el Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad en México, se reportó un significativo incremento de la misma en comparación con otros años, aumentando de un 59% en 2008 a un 65% en 2009 en todo el país; no siendo sólo el reflejo de un dato, sino como el mismo Instituto lo ha informado: “el nuevo rostro que está poniendo la delincuencia y la criminalidad en México dentro de la vida del 49.1% de la población nacional” y en donde a pesar de esta fría situación, las instituciones de justicia en  el país no han llegado aún a una consolidación profesional y científica que les permita brindar a los ciudadanos alternativas de atención y restauración de la armonía social.

 

Tal realidad, no puede dejarte otra reflexión que el máximo aprovechamiento que le brindes a esta ventana que es la educación y que, con toda certeza, no sólo te servirá para tu crecimiento humano y profesional sino también para que a través de tu actuar como egresado de nuestra institución en un futuro próximo, seas el mediador y arquitecto de la nueva política criminológica de nuestro país, que garantice a cada hombre y mujer, la convivencia real en un estado de paz y derecho.